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Difícil imaginarse los últimos 170 años sin la presencia de la fotografía. Aunque hay bastante escepticismo aun sobre su valor artístico, está compitiendo hombro a hombro en el panorama plástico mundial. Como invento, el hecho de eternizar, reproducir y masificar una imagen, ya constituye un arte. Esta imagen captada tiene la particularidad de convertirse en propiedad del que obtura el botón. Después de resolver un sinnúmero de problemas técnicos a lo largo de casi dos siglos, podemos llevar con nosotros personas, sitios y ciudades en rollos de papel impreso, una antología de nuestro recorrido.
Con los procesos digitales, atrás quedaron los tiempos en que regresamos de un viaje con resultados poco satisfactorios de las fotos que con bastante esmero tomábamos. La simplificación de los programas de corrección, los precios de las máquinas que siguen disminuyendo, hacen que este medio sea cada vez más accesible al público en general. La misma imagen captada por nuestra lente se salta actualmente el proceso del negativo impreso sobre papel...
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