FELIZ 2008 No existe parámetro alguno que pueda establecer cual deba ser la función de las artes hoy por hoy. Lo que sí es evidente es que la multiplicidad de eventos vinculados a la plástica nos alejan de lo que podría ser una alternativa de esparcimiento y lo convierten en algo agobiante. Remotos quedan los tiempos de la primeras FIAC en Paris o la Feria en Chicago, en las cuales cada participante exponía obras de gran calidad que con esmero acumulaban durante todo el año para esta ocasión. Annely Juda con sus impecables stands con selectas piezas del constructivismo ruso, Denise Rene y sus cinéticos, entre otros muchos, mantuvieron lo que calificaría como una cierta mística a través de los años. Lamentablemente el aumento de estos eventos no va relacionado con la calidad. La cantidad de ferias y la densidad de cada una de ellas (más anexos ) aumentan anualmente. Preocupante resulta esto para el desarrollo de cada artista, quien debe cumplir con los compromisos adquiridos por sus representantes los cuales a su vez participan en un número cada vez mayor de eventos. La esencia misma, de la actividad creativa no puede mantener tal ritmo. Desde la perspectiva del galerista, el arte se ha constituido, no por primera vez, en un instrumento comercial de rápido retorno El rendimiento de la inversión se produce en tiempos cada vez mas cortos (algunos poseedores no alcanzan a desempacarlas cuando ya están en camino a una nueva transacción cuyo valor aumenta vertiginosamente. Una década de febril actividad que posiblemente se haya iniciado con manejos como el de Saatchi. La hiperliquidez de los últimos años, ha convertido a más de uno, en compradores compulsivos. Nuevas bolsas de valores, nuevos “jugadores” provenientes de todas partes, configuran la masa adquisidora. Las casas de subastas estiman las obras tanteando los extremos a los que pueden llegar. Aprovechan algunas ferias esperadas como la última “Frieze” en Londres y la llegada de los coleccionistas para incluir una venta más. Por ende, con una selección mediocre y precios exorbitantes, hay obras que pasan bajo el martillo. Difícil además colocar 20 Warhols y un sinnúmero de Hirsts…en una semana. Días después los periódicos anuncian falsamente el comienzo del colapso. Hay que tener en cuenta, además, que las consecución de obras de buena calidad se hace cada vez mas difícil por todo lo aquí expuesto. Las que salen al mercado, siempre van a tener “un mejor postor”….Este escenario es valido para el mercado de lo establecido al cual felizmente ingresan artistas del mundo entero! Especulación o no, las ventas se hacen efectivas alcanzando record inusitados para algunas piezas, recobrando sensatez en otros campos. Por ejemplo, una pieza de Raquib Shaw, estimada en $ 400 000,- a 600 000.- libras esterlinas y vendida en $ 2 900 000.- será pasión lo que desencadenó tal oferta? Ojala lo sea para su anónimo comprador. Este cambio de precios hace más concreto al querer asegurar las piezas como me ocurre ahora con la exposición que estoy curando. En el transcurso del 2007, he tenido que ajustar en dos ocasiones los valores adjudicados para su total cobertura ante la compañía de seguros. Desde finales del siglo XIX,pasando por el advenimiento de la era industrial, arrancando tímidamente a su inicio y adquiriendo cada vez mas fuerza se forjaron talvez lo que podríamos denominar “estilos”. Periodos que se afianzaron cada vez mas trascendiendo y arrasando al anterior. Fueron contribuyendo uno a uno al aumento de formas representacionales e interpretaciones del entorno, pero una figura clave, transformo radicalmente la percepción del arte y su consecuente ejecución: Marcel Duchamp(1887-1968). Aunque en algunos casos la inmediata y fuerte provocación como en el caso de Paul Mccarthy no tenga mayor sustancia, quedando latente lo incomodo (también es un efecto valido) hay obra de deliciosa gestión que perdurara por anos en nuestras mentes como la obra de Louise Bourgeois quien lleva a su mas infinita expresión cada material seleccionado(ver exposición en el Tate Modern vía Web) o la retrospectiva de Matthew Barney en The Serpentine cuya involucracion fisica pone en tela de juicio la relacion entre creatividad y resistencia fisica(ver reseña “Drawing Restraint”), las “esculturas musicales “ de los canadienses Cardiff y Bures Miller(en una exposición multi-media MAM en Miami ) en fin, a cada cual su gusto! Lo importante es aprovechar y deleitarse con el infinito talento humano, en subrayar los buenos momentos, ejercicio cautivante que ciertamente puede lograr que la ajetreada vida de este ya no tan nuevo siglo sea mas grata. Iris Ramler
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Iris Ramler Stein
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